…Todo parece indicar que para el ser humano la vida se basa en 4 palabras: -“Nunca nada es suficiente”-….
Las personas nos encontramos en una constante búsqueda de consumo y no hablo solo de consumo material, que en los últimos tiempos se ha convertido casi en un motivo de vida, sino también en un consumo desorbitado para el alma. Siempre estamos en búsqueda de algo, tal vez de satisfacción, buscamos ser amados y nos olvidados de amar, buscamos ser aceptados y nos olvidamos de aceptar. Al parecer en muchos aspectos somos infelices y eso se debe casi principalmente en que no agradecemos por lo que tenemos sino que nos quejamos de lo que no tenemos. Es una queja constante y sistemática de insatisfacción de lo que nos falta, porque siempre y en todo momento nos hace falta algo, si compramos un celular a los dos meses nos estamos quejando porque no tenemos el nuevo modelo y nos quejamos aún más porque el modelo que tenemos es obsoleto y pasado de moda, pero no nos detenemos a agradecer por la maravillosa posibilidad de tener un celular.
Todo parece indicar que para el ser humano nunca nada es suficiente, pero como todos los extremos son malos, esto no está del todo mal, tampoco podemos caer en el conformismo miserable, ese que acepta las pocas cosas que tenemos y no hacemos ni el más ínfimo esfuerzo en mejorar nuestra calidad de vida.
Entonces el dilema será tener o no tener, comprar o no comprar, buscar o no buscar, aspiro a tener cosas, objetos y actividades que mejoren mi calidad de vida o simplemente entramos en una onda de total conformismo de acuerdo a lo poco que obtenemos de la vida.
La decisión que es única y personal parece que nos confunde, muchas veces culpamos a nuestra posición económica de la infelicidad de nuestras vidas argumentando en cierto sentido que si tuviéramos dinero nuestras vidas serían mejores. Si esto fuera así, si el dinero fuera garantía de felicidad ¿por qué existen tantos millonarios infelices?.
Para esto cuál es la solución, tener dinero no es garantía, ser pobre tampoco es garantía, entonces será ¿ser de clase media, ni rico ni pobre?.
Si acertáramos no solo a buscar desesperadamente la satisfacción personal en el dinero, en poseer, en tener y en acumular, sino aparte de esto en compartir, en entregar y en dar, esto tal vez podría acercarse a la felicidad. Buscar ser felices si los que están a nuestro lado lo son, buscar el dinero si los que nos rodean también lo tienen, lograr que nos amen solo si aprendemos a amar, buscar el amor de Dios si nosotros aprendemos a amarlo a él.
Parece una utopía fácil de lograr en las palabras y en el papel, pero si por el contrario tratamos de cambiar esa desesperada búsqueda de satisfacción fundamentada en que “nunca nada es suficiente” por un tranquilo encuentro de “agradezco inmensamente lo que tengo”, empezando por agradecer por nuestras vidas, agradecer por nuestras familias, por nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos, encontrar en cada detalle que la vida nos proporciona el camino a la felicidad y no solo a una felicidad efímera más bien a una felicidad duradera y permanente.
Recordemos que la invitación no es olvidarnos de tener o no comprar por el contrario es a tener cosas que mejoren nuestra calidad de vida, esos gustos que nos proporcionan grandes satisfacciones y pequeñas victorias diarias, y pedir con las todas las fuerzas del corazón al Dios de la vida para que nos de esas cosas que materiales nos brindan alegrías, como tener el MacBook Pro, Ipad, TV 42 pulgadas LED 3D, Nintendo Wii, Blackberry Touch, Blu-Ray, laptop, ropa de marca, auto de lujo, apartamento, viajes y todas las cosas que queramos, pero no olvidemos definitivamente en compartirlas y compartir gestos más loables como una llamada, una visita, un te quiero, una canción, un consejo, un libro, un chiste, con las personas que nos rodean, ya que generalmente pensamos que a quienes queremos lo saben y por eso nunca se lo decimos, a veces y de vez en cuando es bueno no solo decirlo sino demostrarlo.
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