domingo, 17 de julio de 2011

La envidia es mejor despertarla que sentirla





La envidia es mejor despertarla que sentirla. Ese era el slogan de un comercial de TV de un champú para el pelo a principio de los años 90 en Colombia. Al parecer en creativo sabia identificar en realidad que es la envidia y con este seductor juego de palabras creó un excelente slogan (para el mundo de la publicidad y la creatividad) que generó una importante recordación en la ciudadanía colombiana.

La envidia ha sido en toda la historia de la humanidad motivo de grandes batallas, grandes movilizaciones y enormes miserias. Al precede la envidia desde los dioses del Olimpo han motivados estos hechos desastrosos en nuestra historia.

La iglesia Católica, para quienes tuvimos una educación bajos los preceptos de la iglesia, considera a la envidia como un pecado capital y dentro de esa formación la sataniza casi inculcando con culpabilidad a quien es dueño de este sentimiento. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, señala en su significado a la envidia como tristeza o pesar del bien ajeno y/o emulación, deseo de algo que no se posee. Para las personas, es precisamente esa inagotable tristeza por el bien de otro, lo que consume su vida, esa desesperación por los bienes que posee el prójimo y la aparente carencia de los propios, transformando esta desesperación en un agujero que perfora el corazón y que cada vez se hace más grande. La envidia actúa de tal manera en la vida de una persona que corroe lo mejor de su ser hasta el punto ver muchos casos en los que no se genera por el deseo de algo que no se posee o el inmenso sentimiento de carencia, sino por el odio de ver que existe cualquier ser humano que es capaz de poseer algo que yo no poseo.

Existen algunas circunstancias en los que se entiende a la envidia como algo propio de las personas que poseen poco dinero o de clases económicas menos favorecidas, pero en el fondo esto es una hipótesis falsa, ya que existen innumerables personas con poder y suficientes recursos económicos para emprender acciones en contra de aquellos a los cuales envidian.

Es aquí en donde nace un interrogante, si la envidia no es propia de la carencia de poseer algo físico que alguien más posee, ya que en el caso de alguien adinerado simplemente con comprarlo ya basta, ¿por qué existe la envidia?.

Esto es un cuestionamiento de nunca acabar, ya que desde la educación, donde nos presentan a la envidia como un pecado capital y en la sociedad donde nos informan como algo negativo, se olvidaron decirnos que sentir envida es algo propio del ser humano, es algo tan inherente que negarla es como negar que somos seres racionales. No creo que exista ninguna persona en el mundo que nunca haya sentido envidia de alguien o de algo, incluso ahora es muy común escuchar una famosa frase que reza –“me da envidia pero de la buena”- que trata en resumen confirmar en cierta forma que sentir envidia es algo tan normal como sentir calor, o tristeza.

El problema con la envidia no se da cuando se envidia a alguien, por el contrario, se da cuando esta se convierte en algo enfermizo, en algo que nos perjudica, que nos hace daño, en algo en donde el querer poseer nos supera y nos domina, y  las complicaciones y los hechos perjudiciales se presentan cuando se transforma en sentimientos negativos de mayor proporción que domina nuestros actos y nos motiva a hacer cosas para atacar a quienes sentimos que nos hacen daño, no es el sentimiento en sí, sino lo que yo hago frente a esas situaciones y como manejos las actitudes que me genera ese sentimiento. A veces se confunde a la envidia o a la persona envidiosa por sentimientos negativos, de rencor u odio, pero olvidamos que en muchos casos se disfraza de una búsqueda desesperante e inalcanzable de ser mejor que el otro, de tener más que mi semejante o de demostrar que soy mejor que el de lado, por eso se habla de la carencia de algo, no solo lo material.

Tal vez hablar de un secreto para superar la envidia sería algo arriesgado, sin embargo, si en la educación de los niños y jóvenes se enseña que este sentimiento es algo que del que ningún ser humano esta exento y que cualquiera puede ser “victima” en donde no sea satanizada sino por el contrario entendida, se podría brindar herramientas más efectivas para que nuestros niños y jóvenes comprendan que el secreto está en no dejar afectarnos por este sentimiento y como manejamos estas situaciones.

Y recuerden: -“Envida es mejor despertarla que sentirla”-